domingo, 25 de noviembre de 2012

Malditos

imagen de Mauricio Carneiro (Brasil)

25 de noviembre. Día contra la violencia de género

Malditos sean 
los violadores, 
los acosadores
los asesinos
los que abusan de las niñas, de niños, de sus hijas, hijos, de sus sobrinas, de sus vecinas, 
los que pegan
los que humillan
los que atan con lazos de miedo o de culpa
los que niegan
los que empequeñecen
los que desprecian

y

malditos sean 
y malditas 
los que ven y callan
las que ven y callan
y esconden
y desprecian
y rechazan a las víctimas
hiréndolas y matándolas una segunda vez 



Esto no es un poema (que más quisiera) es un grito. Lo escribí después de una visita (reciente) a una casa refugio de mujeres maltratadas. En ella había niñas y niños, los más pequeños tenían cinco años;  adolescentes embarazadas y adolescentes con bebés; mujeres jóvenes que habían salido de sus hogares, despavoridas, después de una golpiza o una amenaza. Eran víctimas a las que su propia comunidad rechazaba para no tener problemas con el varón maltratador. Nunca se me olvidarán sus caras. Por ellas y por tantas miles, todo cuanto se haga es poco. No tengo palabras. 

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(La imagen que encabeza esta entrada y las que aquí siguen,  pertenecen al libro: Poesía Visual contra la violencia de género.)




 




viernes, 2 de noviembre de 2012

Yo, profesora de lenguas



Me hicieron esta entrevista en la Editorial Difusión, de la que soy colaboradora. En ella hablo de mis libros, del trabajo con adolescentes, de la motivación, de enseñar lengua con canciones, de los retos de la enseñanza de la cultura, del trabajo que realicé en Bélgica, de Mosaico... en fin, de muchas cosas muy parecidas a las que se tratan habitualmente en este blog y que tienen que ver con la enseñanza de lenguas, es decir, con mi  profesión, con nuestra profesión.

La entrevista me la hizo mi buen amigo Sergio Troitiño y puesto que me gusta como ha quedado ya que -aunque resumida, pues se dijeron muchas cosas más-  refleja bastante bien mis opiniones sobre el tema, he decidido aparcar la vergüenza que me provoca verme grabada y colgarla aquí, tendida al viento, como las palabras que escribo en este blog.